EARLY DAYS


Los azarosos primeros días del ciclismo

En 1886 las bicicletas eran toda una novedad y una extravagante rareza. También quienes se subían a ellas. Fueron objeto de burlas, piedras y hasta se supo de un huaso que laceó hasta botar a un hombre que vio pasar sobre dos ruedas.

Antonio Valencia

El ciclismo y los ciclistas partieron cuesta arriba. En 1886 llegó el primer ejemplar a Chile y aun cuando resultaron todo un éxito en la Exposición Industrial de Santiago de 1894, un tipo sobre dos ruedas era toda una extravagancia.

Las primeras unidades salieron a la venta en 1894, pero con ellas, sus cultores se expusieron ocasionalmente a la burla, las risas y la incomprensión, según recoge la historiadora Pilar Modiano en su libro "Historia del Deporte Chileno" (1997).

Como Joaquín Cabezas. Fundador del Instituto de Educación Física y uno de los primeros miembros del Club Velocipedistas nacido en 1892, apenas dio su primera vuelta por las calles de la capital, no sólo causó sorna. También fue apedreado por unos inmisericordes mocosos.

Tiempos heroicos

Sin embargo, el ciclismo y los ciclistas jamás aflojaron. Tampoco en los años 20, durante las duras travesías de 17 horas entre Santiago y Cartagena. "Tiempos heroicos para tan valientes pioneros. No sólo había que derrotar pésimos caminos, sino que además a los huasitos maldadosos que se entretenían laceando a estos campeones y volteándolos de sus bicicletas", narraba el cronista Hugo Sainz Torres.

Curiosamente, el ciclismo en Concepción no prendió como en Santiago y Valparaíso, pero ahí fue inaugurado el primer velódromo técnicamente concebido en Chile, el 1 de enero de 1889, junto al cerro Caracol.

Pero tenían vida fugaz. El velódromo Combier de Santiago quedaba en calle Beauchef, frente al Parque Cousiño (hoy Parque O'Higgins). Abrió sus puertas en 1896, fue finalmente rematado en 1901.

¿Y los velódromos?

Y cuando el deporte había dejado atrás los prejuicios, la ridiculización en base a la ropa y "los largos bigotes mirando al cielo", los ciclistas tuvieron otro inconveniente: hacia 1960 los velódromos cada vez eran menos, "como si fuera una negra intención eliminarlos", decía Sainz.

Siempre cuesta arriba, los primeros clubes duraron menos de un lustro. El Velocipedista se apagó en 1896, cuatro años después de su nacimiento, y el Velo Sport Francés, nacido en 1896, se disolvió en 1901.

Pero nadie aflojó. Brotaron el histórico y aún vigente Club Internacional Cóndor (1902), el Club Estrella de Chile (1904) y el Club Independencia (1905). Juntos, formaron la Unión Ciclista y festejaron yendo de paseo a Renca.

Casi sin espacio, las primeras competencias conocidas se desarrollaron entre estacas y cuerdas que delimitaron el "velódromo" de la elipse del Parque Cousiño. Pero en 400 metros de "pista", los ciclistas eran felices. Décadas después, el ciclismo arrojaba campeones. A pulso y a pedal. Las dos ruedas nunca dejaron de girar.

En el Sudamericano de 1931 dos chilenos obtuvieron medallas. Lo curioso es que les colgaron las preseas sobrantes del Mundial de Fútbol de 1930.

1902 El año de fundación del Club Cóndor. Es el más antiguo de Chile vigente y sobrevive con mínimo apoyo.

Vía: El Mercurio

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